08/12/2013 25 Años haciendo las Insignias. Entrevista a José Vidal Amat. ¿Cómo surgió esta colaboración con la comparsa?. Así comenzó esta entrevista, de la que surgió mucha información de interés para todos/as los/as moros/as. Todo comenzó en el año 1988, siendo Presidente de la Comparsa el Sr. D. Joaquín Chico Ponce. La idea de las insignias se propuso como un justificante visible del pago de las cuotas. La comparsa se iba ampliando y cada vez era más difícil llevar el control del pago anual de las cuotas, por lo que se pensó en entregar una insignia para ponerla en el traje de moro. Así la gente se fue haciendo más responsable a la hora de pagar. En ese momento, D. José Vidal Amat "Pepe el Pinosero", moro donde los haya y perteneciente a una gran familia mora, era miembro de la junta directiva de la comparasa y el Presidente le propuso culminar esta idea. Pepe trabajaba ya en la fábrica de su suegro Gabino Ponce Mañas "El Pocholo" dedicada al metal, donde ejerce de matricero. Él se lo comentó a su suegro y él, cristiano y gran festero, le dijo "Para los Moros lo que haga falta". Y así comenzó todo. Entonces había que pensar como hacerlas, idear el diseño. En la fábrica tenían unas insignias ovaladas y Pepe pensó en utilizarlas, pero...¿Cómo las hacía para que representasen a la Comparsa?. Había una empresa en Bilbao que hacía los "moricos" que tenemos en nuestra comparsa, así que pidió el estampador con el que se hacían y pensó recortar la cabeza del moro para meterla en el óvalo, así consiguió que fuesen más moras. Ese fue el primer modelo, luego vinieron muchos más...siempre buscando que no se enganchasen con el traje y que se viera representada la Comparsa. Con cada uno de los modelos, cada año cambiaba el color y cuando los colore se agotaban, buscaba un nuevo modelo. Una vez tenía los diferentes diseños, preparaba el molde, trabajado en acero y por detrás le colocaba una "uña", donde luego se enganchaba el imperdible. Pasaban por la inyección de zamack, se separaban las chapas, se metían en los vibros para pulirlas, colocándose ya los imperdibles para después pasar por los baños y, por último, se ponía el esmalte. Lo más importante y algo por lo que la Comparsa siempre estará agradecida, es que Pepe se encargaba prácticamente de todo. Todas las insignias de la comparsa durante 25 años pasaron por sus manos. Más de un susto ha sufrido por este motivo. Un año, tenía mucho trabajo en la fábrica y no pudo montar él los imperdibles, dándolos a otros. Confiado, a una semana de la entrega de las insignias, las llevó a la Comparsa y un curioso directivo quiso verlas para ver como eran ese año. Menos mal, pues cuando fue a probársela, el imperdible estaba colocado al revés. "Madre mía, ahora no da tiempo a hacer insignias nuevas. Ves, por no hacerlo yo", se decía. Entonces, con toda la paciencia del mundo, dedicó varias noches a arreglarlos. Cogió una pequeña sierra e iba cortando la "uña" y entonces lo cerraba de nuevo. ¡Qué paciencia!. También se encontraba con el problema del tamaño de los imperdibles, para que no se viesen por fuera de la insignia. Cuando al final encontró el tamaño perfecto los compró, pero le obligaron a comprar 10.000 imperdibles, todavía le quedan, "quizá hasta para que toda la comparsa podamos sujetarnos el fajín". En el año 2012, hizo los 25 años, 25 insignias hechas por él. Las cosas cambian, por motivos laborales le es muy difícil continuar con esta tarea, que ha hecho siempre por el amor que le profesa a sus moros. Prácticamente, él realizaba todo el trabajo que conllevan y, tras tantos años, pensó que había llegado el momento de dejarlo. No sin antes aconsejar a la comparsa donde puede pedirlas a partir de ahora. Hace unos años, su hermano Manolo hizo una preciosa caja, con el frontal de cristal y el fondo de terciopelo, para colocar todas las insignias en ella, poniendo el año en da una de ellas. Un precioso recuerdo pero, desafortunadamente, no se encuenta en la Comparsa. Por todos estos años y en agradecimiento a su exclusivo trabajo, la Comparsa de Moros ha querido dedicarle estas líneas al autor de las insignias, para que todos y cada uno de los miembros de esta comparsa, conozcamos esta bonita historia y todo el trabajo realizado durante años y que siempre estaba terminado cuando llegaba San Sebastián, fecha en la que recogemos nuestras insignias.